martes, 19 de agosto de 2008

Una princesa del loquero y su Guerrero


Tom Twyker apareció en la gala de los cineastas con varias películas que ya habían llamado la atención del público pero no tuvo un éxito internacional hasta 1999 con el estreno de Corre Lola, corre. En esta historia el azar juega un papel importantísimo que hace notar que la una acción lleva a la otra, y cada acción repercute en cantidad abismal el futuro. Esto se observa en dicha película. Su siguiente película fue La princesa y el guerrero (Der Krieger und die Kaiserin), que fue aclamada aún más que su anterior largometraje, el azar juega de nuevo con los personajes y construye la historia. Este filme es la adaptación moderna del amor de historias de cuentos de hadas con ‘la princesa’ y el ‘príncipe’ que viene a salvarla en su castillo. Y es precisamente por la perfecta adaptación a la época moderna que es sumamente interesante verla. Sissy, una enfermera de un hospital para enfermos mentales, tiene un accidente que es provocado por Bodo, un tipo que ha sufrido mucho a causa de la pérdida de su esposa y que, por consiguiente, quiere irse a vivir a otro lugar para olvidar. Pero el destino aparece y junta a estos dos personajes: Sissy es atropellada y Bodo le salva la vida. Pero después de dicho evento ella sabe nada de él, lo único que tiene físicamente es un botón de su chaqueta. Ella se empeña en buscarlo pero él la rechaza. Al final, como bien lo ha comentado el autor alemán, es una historia donde se muestra que el amor rompe las barreras y puede hacer superar los obstáculos de la vida. Como se comentó anteriormente, la adaptación moderna es sumamente interesante, pues no es una historia melodramática, y el suspenso aparece en todos los segundos que la integran. Sissy es la princesa que vive aislada en su torre, acechada por el dragón de sus miedos y complejos; pero llega su príncipe Bodo, y él pelea con todas sus fuerzas contra el dragón (que para él simbolizan sus miedos). Es una lucha interna de los dos por alcanzar sus objetivos y atravesar sus miedos. Se ve a una Sissy emotiva, aunque no expresiva, pero al mismo tiempo segura de lo que sabe que está allí y que lo puede alcanzar. Bodo lucha con todas sus fuerzas por separarse de ese miedo que lo acecha y no lo deja vivir. El final es uno muy complejo e inesperado, donde es muy interesante observar la representación gráfica que logra Twyker en el desprendimiento de esa ‘personalidad’ para dar lugar al auténtico ‘yo’; ese que ama y es amado por que simplemente lo desea. La actuación por parte de estos dos personajes es simplemente increíble. Franka Potente logra construir un personaje muy distinto al que da vida en Lola, en Corre Lola, corre; está definido y bien puesto a lo largo del filme. Por su parte, Benno Fürman sorprende con su habilidad de transformarse literalmente en otra persona en escenas seguidas; lo que hace reflexionar los dos sujetos que habitan en el ser humano: el que destruye y el que construye. En sí, la película La princesa y el caballero es ampliamente recomendable para ver a este cineasta alemán contar la historia que día con día pelea cada hombre y cada mujer en este planeta: el miedo a cambiar.



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